sábado, 16 de marzo de 2013

Carta al hijo que nunca tuve.


Nace y disfruta tu niñez y la falta de responsabilidades.  Ve valorando el beso mañanero de tu madre, el abrazo de tarde y la bendición antes de acostarte.  Búscale el verdadero sentido a los juegos, no envidies lo que no tienes, a veces no hace falta nada más que un simple saco de tierra y ganas de ensuciarse.  De adolecente planifica bien tus fugas, no preocupes a tu madre y protégete del desespero y sus hormonas.  Estudia lo que te apasiona, no complazcas a tus viejos, complácete a ti.  Ve por el camino de la vida lo más silencioso posible, no trates de que te escuche gente que no necesita hacerlo.  Regálale flores a tu madre y a tu abuela siempre que puedas.  Escucha la música que te apasiona, pero también escucha la música que hace sentido y detente a analizar.  Deja la prisa a un lado.  No desperdicies tu tiempo en insultar, tu cultura permite hablar malo, pero mientras menos lo hagas mejor.  Si te enredas en una pelea nunca te quites, pero la hombría tiene muchas maneras de hacerse real, quizás no todo el tiempo es a golpes.  Muestra respeto por las mujeres, recuerda que una te dio la vida.  Siempre, siempre vas a necesitar de ellas, aunque sea para solo ser amigos.  Cree en el amor, pero no dejes que lo usen para manipularte.  Defiende tu ideal político, aunque sepas que tu país es un chiste de mal gusto.  No les hagas mucho caso a los médicos, recuerda que están ahí por profesión y cobran por eso.  Dale a tu salud la importancia que decidas, no más.  Se fuerte con tus sentimientos, trata de llorar lo menos posible, si lo haces, llora solo y sin ningún tipo de vergüenza, el cuerpo necesita limpiarse por dentro de vez en cuando.  

No confíes en quien anda pregonando sus hazañas, eso lo que demuestra es inseguridad, probablemente son mentiras o producto de una buena imaginación.  Conoce mucha gente, rodéate de la necesaria, valora el precio de una buena amistad, los amigos siempre primero.  Bebe toda la cerveza que puedas, prueba la droga que quieras probar, malgasta tus vicios, pero recuerda que los excesos solo se transforman en deudas.  Coloca fotos de tu familia en tu hogar.  No te refugies en la televisión, lee un buen libro, es lo mismo pero sin los comerciales de productos que no necesitas y que crean estatus social.  Saca tiempo para divertirte, siempre mantente jugando, siempre sé un niño para eso, la niñez  es cuestión de sentimientos, ríe hasta quedar sin aliento, el que no ríe o el que no canta es porque algo esconde.  Cuando la gente se torna vieja es porque deciden dejar de reír y vivir.  No guíes muy de cerca a los carros, y mucho menos uses el celular mientras lo haces.  Cuida de tus finanzas, demuéstrate a ti mismo independiente.  Cuando estés con tu pareja, préstale todos tus sentidos, deja el celular a un lado.  Recuerda que el celular se hizo para necesidad del que llama, no del que contesta.  No le creas a ninguna mujer cuando jure amor eterno, “el amor es eterno mientras dura”, la única mujer que te amará toda su vida incondicionalmente es tu madre.  Complace a tu esposa sexualmente en todo, no te limites a la misma forma, ábrete a diferentes tácticas y cosas que se traigan al acto, si no lo haces tú, otro lo hará.  Nunca sientas vergüenza por tus padres, pertenecen a otra época y son los que te hicieron ser el hombre que eres.  Promueve la familia, busca de ellos, al final de tu vida, cuando estés solo, sabrás porque lo digo.  Trata de tener hijos, así no escribirás una carta como esta y dejarla guardada por el resto de tu vida sin tener a quien dársela, guardando como yo, un amor hacia un hijo que nunca tuvo, "No hay hay nostalgía peor que añorar lo que nunca jamás sucedió".  No le hagas caso a este escrito.  Pero recuerda siempre que, siendo tu padre, siendo tu misma sangre, al momento de mi muerte y después, seguiré sintiendo tus alegrías, tus fracasos, tus penas y tu dolor. 
                                            
Que Dios te bendiga,  Papá.   3-16-2013

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