miércoles, 14 de diciembre de 2011

Yo estoy aquí, no estás sola…

Como cuando el sol trata de salir en la madrugada de un día lluvioso
Con el mismo silencio, pero con la misma arrogancia de poder más que la lluvia.
Con la misma discreción, pero con el mismo problema de actitud del que se empeña en tener algo que no es suyo.
Sigo aquí como el primer día que decidí quererte, con la ingenuidad de lo que esto conllevaba.
Me acuesto en las noches con las manos mojadas de mi impureza deseándote como cuando te vas de mi balcón sin promesa de regreso.
Te extraño como se extraña el olor de las flores del jardín de tu vieja.
No te tengo cuando más te necesito y aquí estoy presente en mi soledad, brindándote la melancolía del abuelo en su caminar hacia la Iglesia.
No puedo regalarte flores, no puedo mencionarte, no puedo andar contigo de la mano, no puedo besarte en público, no puedo cantarte al oído, no puedo besarte los pies…
Estoy aquí, no estás sola…
Cuando tus respuestas a mis mensajes se demoran en llegar, el camino que recurre pedregoso se esconde en el miedo y la incertidumbre.
Cuando hay situaciones difíciles de tragar en soltería, cuando no hay versos para declamar, en esos momentos me hace falta tu vino, en esos momentos me hace falta tu saliva.
Exigencias y reclamos que se escriben y se guardan, quizás se borran y se los lleva el viento y la basura.
Resentimientos por tener las manos atadas y la frustración de no poder hacer nada.
De esperar un tiempo incierto, darle tiempo al tiempo, a tiempo querer y despreciar a tiempo, quiéreme a tiempo que el tiempo es oro.  No pierdas el tiempo.
Yo estoy aquí, no estás sola…
Al extremo de tu mano derecha, al fondo del pasillo, en la cocina, en el balcón, aquí estoy esperando tu llegada y mirada, esperando tu abrazo extenso y fuerte.  Esperando tus caricias buscando donde acampar.
Realizando tu estrépita huida luego de tenerme, anhelando que me dejes una señal en el cuarto como símbolo de que no te quieres ir y quieres amanecer junto a mí.
Aquí estoy al final de cada verso de Trova, dedicando palabras que son de otros. 
Cuando se prende un cigarrillo dentro de la casa, cuando se piensa en tu comisura irreal.
Al momento de sentir tus manos en mi espalda.
Esta frustración de saberte mía y no tenerte! #eso
Con un propósito en mis noches y días, tu.
Con el miedo del prepa por la desilusión.
Arrastro necedades y calumnias.  Pecados y vicios.  Mentiras y verdades.
Aquí estoy, no estás sola…
Piénsame en las madrugadas de insomnio, piénsame en las mañanas de tardanzas, piénsame en las noches familiares solitarias.  Piénsame cuando te encierras, piénsame con tu mirada.
Recuérdame con tu deseo, extráñame con tu soledad acompañada.
Dame una razón para escribir…
Soque
Miércoles, 14 de diciembre de 2011