martes, 8 de mayo de 2012

Tiempo, devuélveme el recuerdo, pa’ no olvidar de donde salí.


Criao’ brincando verjas en Bo. Ortiz

trepao’ en palos de algarroba

bajando pa’ casa a pelarlas con puño y piedra

con peste a mierda en las manos.

Pidiéndole prestao’ el taladro a Don Victor (QEPD)

el viejo de Anthony Pitillo.

To’ el día jodiendo con los  gallitos y terminábamos

jugando trompos con punta e’ clavo

pa’ matarnos en la raya.

Las canicas rodando, mientras

por la cuneta en un aguacero cabrón,

 bajaban las cajas de fósforos simulando barquitos.

Mi barrio era de pobres, pero de gente buena y con ideales.

Mi vieja siempre jodía trabajando porque mi viejo se fue.

Pagándome estudios en un colegio católico

pa’ que cogiera valores, que todavía los guardo.

En el colegio siempre siendo el fanguito del grupo.

El que llegaba con los zapatos del año pasado,

eso sí, les aseguro que era el más feliz.

Yendo a cumpleaños de los panas en Burger King y Mc Donalds,

los míos en la marquesina de casa, con un calor cabrón,

lo mejor de todo, con Maelo y Rubén de fondo.

Mi hermana Tata la artista, haciendo averías y yo

como un pendejo escondiéndoselas.

Mi abuela Marcola buscándome al colegio toa’s las tardes

me llevaba a caje Monín a comprar Doritos y esperanza.

Me entretenía arreglándole los “putos” gabinetes

que las gavetas no cerraban bien mientras maldecía

“Esta lluvia siempre es en este cantito aquí”.

Mi otra abuela Quela, los sábados cuando el viejo me buscaba

me daba Budweiser para que me diera hambre.

Arroz con kétchup y tostones.  La mesa esta puesta, a lavarse las manos.

El viejo jodiendo con el tenedor y Rivera guardando la carne pa’ lo último.

Si llega la visita te la voy a quitar, le decía Quela.

Ayudando a la vieja a lavas escrines, y tirándome de pecho en la marquesina enjaboná.

“Donde te des cuando te caigas, ahí mismo te wa’ dal”

Exprimiendo la pasta, bañándonos con una jabita y compartiendo el mismo desodorante.

Los domingos a jugar pelota en Rexville, mientras mi Mamá

iba a la universidad después de vieja.

Burlándose del sistema y graduándose Magna Cum Laude pa’

satisfacerse a sí misma con el diploma firmao’ por Fajardo.

El viejo llegaba al parque en el Volky y había que parar el juego

mientras se paseaba tocando bocina por to’ los files.  Un escándalo cabrón.

Nos graduamos de pasto, pelea y de superior, y la Vieja con sus sacrificios

pagándome  El Colegio de Mayagüez, terminando en la Poli un bachillerato y colgar el

diploma en una pared que nadie ve.

Dejando el cuero en el trabajo pa’ que el bebechito no pasara

lo que ella paso en Tras Talleres, cuando mataba cucarachas biónicas.

Dejando de pagar cuentas pa’ yo tener que comer.

El nene lo hizo todo bien, aunque siempre acompañado

decidió casarse y la familia se desbordo en alegría y ron un fin de semana.

El padrino llorando borracho en el brindis mientras el novio pensaba

en si valía la pena el riesgo.

Mudándome pal carajo, dejando mi familia, apostándolo todo.

Ya de vuelta en el área metro soliao’ luego de un fracaso y confirmando

aquel pensar de que el puto papel no significa amor, sino adueñamiento.   

Vivo en un apartamento, mirando pa’ bajo, fumando como un loco y la única que se sienta en mis muebles blancos es la vieja.  Mientras se fuma un Winston y me dice cabrón.

La miro y le digo; “Vieja, yo sé de donde salí, no me hizo falta nada, me lo diste todo”.



Tiempo, regrésame olor de los pasillos de mi escuela.  Los sonidos de mi barrio, las risas de la esquina.  Las tardes de baloncesto, las noches de San Juan con la pompa abierta, Carlitos Rata, Hormiguita, Anthony Pitillo, Luis Perla, Charlie Pepa.

Tiempo, devuélveme las tardes con Marcolita en caje Monín comprando pan y Doritos, mirándola poner el vaso de cristal al revés para que la lluvia no cayera y se secara la ropa.

Tiempo, regrésame las peleas con Tata por estupideces en la mañana y los cassetts de Vico-C por las noches.

Devuélveme los sábados con el Viejo, volando chiringa en el parque de La Cuesta de Caciano mientras los borrachones nos gritaban desde la lechonera.

Regrésame las noches de lucha libre con Vidal, pa’ después bañarnos con el aire.

Tiempo, devuélveme el recuerdo, pa’ no olvidar de donde salí.



                                                                                                                                Soque

                                                                                                                                08 de mayo de 2012

lunes, 7 de mayo de 2012

Las lágrimas siempre saben a lo mismo


Otro recuerdo, que no pase desapercibido...


Mujer que no te cansas de dar amor
La singularidad de tu talle me desespera
Tu sonrisa se ha vuelto necesidad
Tantos recuerdos que no valen la pena.
Con el sentimiento que envuelve Juan Pachanga
Te me acerco esta noche en letra y papel
Soñando encuentros lejanos al futuro
Imaginándome el perfecto aroma de tu piel.
En algún momento despierto y estas
Te veo dormida a espaldas del viento
Dentro de el frio y la humedad de la madrugada
Rabia, muerte, envidia lo que siento.
No importa que o quien las cause
Las lágrimas siempre saben a lo mismo
Te escribe en cansancio y en silencio
Un chico “sin hijo, ni árbol, ni libro*”.
En un callejón de inseguridades desvelo
Comprando virtudes y expresiones sin invertir.
En algún momento de nuestras exhaustas vidas
Nos sobrará quizás algún tiempo para vivir.
                                           Soque 2011