Otro
escrito más.
Recién
escuchaba a Delgadillo decir: “cómo pesan las
palabras cuando marcha uno detrás,
y cuando soy yo quien tiene que decirlas”. A veces pienso en escribir, pero la
responsabilidad de lo que digo, de lo que escribo, ya es un poco más
grande. Con tanta influencia, Blades,
Drexler, Milanés, Rosa, Burgos, Márquez, Serrat, Sabina, Rodríguez, Serrano, Rivera,
Aute, Sabina, Sabina… Sabina… No es
fácil, pues Sabina hace escribir lo que se siente y no lo que los demás quieren
leer.
Pero siempre me lanzo a escribir, aunque la responsabilidad
sea más grande. Esta paranoia de que
alguien me lee, de que puedo decir algo que ofenda, de que puedo escribir algo
que me meta en problemas, siempre me encierra en un verso amarrado, apretado,
restringido. Pluma Libre. Este presente que estoy inventando, el futuro
en el que duermo. Esta indiferencia por
lo que pasa en mi país.
Cada cosa en su lugar, cada etiqueta hacia al frente, estas
dormida? Eres real, me estas
pasando. Con esta incongruencia de
pensamientos, de no saber cuándo callar y cuando hablar. Con esta imposibilidad de entender lo que me
pasa, aun cuando se que no tengo el valor, la experiencia, los años
vividos. El no poder gritar que te
amo. Actitud de asesina. Segura de tu inseguridad. Con los ojos cargados de nostalgia. Ansiosa de aventura, quizás más. Pensando en los primeros errores, con una
mirada interrogante. Sin tener nada,
susurrando miedo del futuro. Detrás de
cada huida planificada, mal herida.
Arrepentida. Anhelando un cuerpo
tardío, a quien amar. Recordando, que
antes de rendirte, fuiste eterna. Pero
algo en tu pecho se tensa, mientras una sonrisa tímida esconde una
equivocación. Unas disculpas, un adiós.
Se me hace tan difícil no amarte. Que las noches que no estás, duermo
contigo. Te necesito cuando no tengo que hacerlo. Me perdono mis errores, a veces son
menos. Repetidos, pero menos. Te amare, como se supone que alguien
ame. Soque. No voy a mentir para que estés junto a
mí. No voy a aparentar algo que no soy
para retenerte. Yo soy lo que soy, y me
gusta lo que la gente piensa de mí. Hay
días que es fácil ser feliz. Hay días en
que la amargura invade el corazón y lo llena de rutina. Muchas veces las letras expiran en mi
mente. Pero si ella no fuera cobarde,
escribiría más a menudo. Mis dedos no me
traicionarían. Mi mente no se quedaría
dormida. Pesadillas invaden mis
sueños. Despertando en sudor enajenado
de la realidad, inerte de lo nuevo.
Individuo muerto en penumbra. La
poesía me sobra, el amor igual, pero encerrado en cuatro paredes sin poder
publicarlo me aturde e incapacita mi bienestar.
Burla al muerto desaparecido que hay en mí.
Hoy doy tonos de amargura y esperanza en sabanas de
alcohol. El humo invade mi balcón porque
no estás.
Te extraño.
Soque.